viernes, 7 de diciembre de 2007

Entrega de premios del IV Concurso Nacional Macedonio Fernández de Poesía y Narrativa breve

El Taller Macedonio Fernández, a través de la CODIC, Comisión de Docencia, Investigación y Cultura del Círculo Médico de Lomas de Zamora, invita a la presentación de los libros Pasto del fuego, de Gustavo Fontán (narrativa)y La hija del carnicero, de Analía Mehlberg (poesía), que se realizará en el salón Yapeyú del CMLZ, Colombres 420, Lomas de Zamora, el viernes 21 de diciembre a las 19 hs.

Fueron finalistas de narrativa los libros:

Todo es inútil, de Federico Novak, seudónimo Folk y Pasto del fuego, de Gustavo Fontán, seudónimo Benito

Primer Premio para Pasto del fuego con los votos de los Dres. Liliana Díaz Mindurry y Roberto Ferro y la disidencia del Lic. Carlos Carioli

Fueron finalistas de poesía los libros:

Caricias pendientes, de Stella Maris Vence, seudónimo Noé, La hija del carnicero, de Analía Mehlberg, seudónimo Amelia Alo y Feroz eucaristía, de Rafaela Pinto, seudónimo Antares

Primer Premio para La hija del Carnicero con los votos de los poetas Javier Adúriz y Jorge Boccanera


Al finalizar la presentación se servirá un vino de honor

Analía Mehlberg nació el 12 de abril de 1958 en Buenos Aires, Argentina. Es Profesora en enseñanza preescolar, poeta y narradora. Se desempeñó como docente y directora en diversos Jardines de Infantes de la provincia de Buenos Aires, colaboró en diferentes proyectos educativos y en 1997 publicó “El juego dramático”, documento de soporte para docentes.
Es estudiante avanzada en la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
Sus textos han sido reconocidos con numerosos premios y menciones entre los que se destacan el Primer Premio Leopoldo Marechal 2004 (Poesía) y el Premio Publicación Universidad de Lomas de Zamora (Narrativa infantil)
La hija del carnicero es su primer libro de poemas.

Gustavo Fontán nació en Banfield, Provincia de Buenos Aires, en 1960. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y Realización Cinematográfica en el CERC (hoy ENERC).
En 1990 publicó Los días vacíos (cuentos) y en 1993 La voz del sospechoso (cuentos)
Varios de sus trabajos cinematográficos están vinculados a escritores: Marechal o la batalla de los ángeles, Canto del cisne (Jacobo Fijman), El paisaje invisible (Jorge Calvetti), La orilla que se abisma (Juan L. Ortiz)
En 2003 se estrenó su largometraje Donde cae el sol y en 2007 el largometraje El árbol, que ha sido invitado a más de veinte festivales en distintos lugares del mundo.
Desde hace quince años cumple una tarea como docente de cine en Buenos Aires y Barcelona.

MACEDONIO FERNÁNDEZ hacia fines de 2007


TODO-TÚ

A poco que se elogie la acción de un hombre le oiremos decir: "Mi descanso es pelear", o "Para dormir y reposar me sobrará tiempo en la muerte" Ya hubo quien lo dijo entre los hombres célebres. Embotamiento de sí mismo y cinismo, de todo hombre es la miseria y la derrota: el hombre que no las ve en sí, en su roto y golpeado curso individual, es un poco más ciego que los ciegos que somos todos, así sea un Julio César o un Newton. Honrado es el hombre del tranvía, el cliente que espera en la antesala de un estudio. Habiendo de esperar, reemplaza la espera por el sueño, que es el artículo de sustitución apropiadísimo y a su alcance: lo tiene y lo usa. Mi prójimo allí enfrente se ha quedado dormido en su silla. Se ha dicho: qué hacer del tiempo: dormirlo.
Cuando la vida sólo es tiempo, lo único absolutamente honesto, lo que haría un niño, debe hacerlo un hombre, un poeta, un genio: dormirlo.
Al azar me he traído dos libros: "Extractos de Schopenahuer"; otro: "Extractos de Goethe" Además de esa semejanza se trata de dos autores alemanes; los dos libros están en inglés; ambos de agradable aspecto, encuadernación inglesa y parecida y de parecido tamaño. Y comienzan con una biografía de Schopenahuer y de Goethe, en cuya última página trátase de los rasgos de sus últimas horas de vida. Aparece el "Mehr licht" de Goethe tan rememorado y tan tontamente fantaseado y que significa meramente que en sus ojos se refugiaba un último apetito fisiológico: el placer de la luz, apetencia universal zoológica, vegetal, quizá mineral.
El pobre hombre en todo hombre, como diría Schopenhauer, el pobre diablo que llora, se acobarda y se atonta en todos nosotros, el pobre diablo improgresable que no será reducido nunca a un cuantum disimulable por los supuestos progresos de la Inteligencia, se moría en el envase glorioso de un Schopenahuer o un Goethe; había durado tanto como ellos, había sido el dueño de casa en ellos y tenía la última palabra: pedía luz, aplausos, cualquier cosa. Pedía para sí, para Schopenhauer, para Goethe: pedía, mendigaba. El que pide para otro no mendiga. Una madre, un padre como hay tantos que no han escrito, que no han inventado nada más que el altruísmo y la modestia, pediría para su hijo, para su esposo, porque hay humanos sin pobre diablo.
En el pedir para sí y en el obrar para sí intelectual o muscularmente, no hay ética ni estética. Sólo el altruísmo es ética y es belleza. Y es felicidad.

Macedonio Fernández (1929)